11 mayo 2005

La saga de Ulriko y los navegantes del Velgermir

Pocas veces me han gustado las animaciones flash. Casi siempre tienen un humor muy cutre o son desagradables o tratan de temas que tampoco me interesan demasiado. Sin embargo esta que pongo es de las pocas que me han dejado boquiabierto:

La saga de Ulriko y los navengantes del Velgermir

Y es que cuando la vi por primera vez no pude evitar volver a pulsar el "¿quieres que te la cuente de nuevo?"... pero es que después de eso estuve todo un día enganchado a la animación. No podía evitarlo. La belleza de las imágenes, el planteamiento de la narración, la música, el recurso a elementos de la mitología nórdica... todo me fascinó. Y a la veinteava ocasión empecé a barruntar que igual guardaba alguna metáfora que otra. Lo que al principio me había parecido la aventura de unos vikingos que conseguían llegar a brindar con los mismísimos dioses acabó siendo para mí una historia no tan grandiosa pero mucho más emotiva. Puede ser que esté equivocado, pero, cuando se trepa el Arbol de la Vida y se llega a la morada de Odín, Thor y Freya ¿no significa que uno se ha muerto?

El caso es que esta riqueza de significados (y todo lo anterior) convierten para mí esta animación en un clásico. No he conseguido localizar nada del autor, Santiago di Camillo. Una búsqueda en Google no revela nada de él. De Temperley sí que sale algo más en la Madre de Todos los Buscadores, al parecer es una ciudad argentina con el festival celta más importante de todo el hemisferio Sur. Curioso, ¿no?

No puedo dejar de admirarme de esta obra tan inspirada haya surgido de un país tan alejado de las tradiciones en las que esta animación se basa. Mi más sincera enhorabuena y un fuerte abrazo, Santiago, quienquiera que seas y dondequiera que estés.

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